Durante el viaje de
Edmund a Inglaterra, éste se encontró un pergamino en el cual se daba noticia
sobre la existencia de un monje alquimista. Curiosamente, éste personaje no
quería que lo reconocieran como tal. ¿Pero por qué se escondía? Edmund
investigó el por qué, y descubrió que su miedo se debía a que en la edad media
si tu casa olía a azufre, metal con el que trabajaban lo alquimistas, los
aldeanos pensaban que habías contactado con el demonio y este hecho podía
conllevar consecuencias nefastas.
Edmund se sorprendió por
eso, y buscó más información sobre los castigos de entonces. Descubrió cosas
que nunca hubiera pensado. Los castigos podían llegar a ser muy duros, pero
existía una posibilidad de cambiar un castigo, per ejemplo el ayuno, por una
cantidad determinada de dinero al año.
Había tres castigos
cristianos considerados como los más grandes pecados: la fornicación, los actos
violentos y el perjurio.
Seguidamente, os
enseñaremos un ejemplo de cada uno de los más grandes pecados en el orden en
que los hemos comentado.
‘Aquel que sólo desee en
su mente cometer fornicación, pero sea incapaz de realizarla, hará penitencia
durante un año.’
‘El asesinato podía ser
castigado con tres o cinco años de ayuno, si al acto de violencia lo cometía un
laico.’
‘El clérigo que fornique
en alguna ocasión, hará penitencia durante un año, a pan y agua; si engendra un
hijo, hará penitencia por siete años en el exilio.’
Y éstos sólo son algunos
ejemplos. Tenían muchos más.
Ahora las prisiones
tienen gimnasios, piscinas, y muchas cosas más que pagamos nosotros por los
prisioneros. Si pensamos que es injusto que
tengan eso, ahora que lo podemos comparar con lo que hacían antes, ¿no
os parece demasiado?
Es interesante esta tema del que hablais. Me gusta.
ResponderEliminarMercii <3 Le fet joo ^^ A mi també m'agrade el vostre :)) :P
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